SEGURIDAD ALIMENTARIA EN EL EMBARAZO VOLUMEN II: TOXOPLASMOSIS

¡Buenos días chic@s!

Hoy siguiendo con lo empezado hace una semanita toca el turno a la toxoplasmosis.

La toxoplasmosis es enfermedad, causada por el parásito Toxoplasma gondii que si bien se produce en raras ocasiones, no se puede descartar por completo su transmisión por vía alimentaria, teniendo igualmente graves consecuencias para la salud del futuro bebé. Es una de las primeras pruebas que se realiza en los análisis rutinarios de una embarazada: medición de anticuerpos de toxoplasma para saber si la  madre ha podido contraer la enfermedad con anterioridad al embarazo (los anticuerpos creados se cree que protegen al feto de la infección durante el embarazo), si se ha podido infectar durante el embarazo o si no ha tenido contacto previo con la enfermedad (en este caso tendrá que extremar las precauciones).

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) calculan que solo alrededor del 15 por ciento de las mujeres en edad fértil son inmunes a la toxoplasmosis (es decir, no pueden contagiarse). Por suerte, son relativamente pocas las mujeres que contraen la enfermedad durante el embarazo y no todas transmiten la infección a sus bebés.

La posibilidad de que el bebé contraiga la infección aumenta a medida que el embarazo avanza. Si una mujer se infecta con toxoplasmosis durante el primer trimestre, el riesgo de que el bebé también se infecte es de aproximadamente el 15 por ciento. El riesgo aumenta a alrededor del 30 por ciento si se contrae la infección durante el segundo trimestre y al 60 por ciento durante el tercero.

Sin embargo, una buena noticia, aunque el índice de transmisión de la infección es mayor en las últimas etapas del embarazo, la toxoplasmosis tiene más posibilidades de ser más grave para el bebé, si este se infecta durante el primer trimestre del embarazo.

También existe un pequeño riesgo de infectar al bebé si se contrae la infección unos pocos meses antes de quedar embarazada. Si una mujer sabe que ha contraído la infección recientemente, es buena idea, según algunos expertos, que espere 6 meses antes de intentar quedar embarazada.

Pero ¿cómo se transmite la toxoplasmosis? Los expertos creen que alrededor del 50 por ciento de las infecciones de toxoplasmosis se producen por comer carne infectada cruda o poco cocinada. No obstante, también se puede contraer el parásito de otras formas, como por ejemplo, si se comen frutas o vegetales frescos contaminados, si se bebe agua contaminada, o se toca tierra contaminada, arena de la caja de un gato o carne que esté infectada y después se toca la boca, la nariz o los ojos.

La toxoplasmosis no se puede transmitir de persona a persona, salvo en el caso de la transmisión de madre a hijo durante el embarazo o a través de una transfusión de sangre infectada o de un transplante de un órgano de una persona infectada.

Volvemos al tema de la arena del gato ¿tienen las embarazadas que deshacerse de los mininos? No y rotundamente no. Seguramente habréis oído decir que las heces de un gato son una fuente importante de toxoplasmosis, pero eso no quiere decir que tienes que deshacerte de tu gato. Sí tendrás que extremar las precuaciones ya que los felinos son un refugio natural para este parásito, que se reproduce en sus intestinos. Un gato puede infectarse con toxoplasmosis al comer presas infectadas o carne que no se ha cocinado lo suficiente, o al beber leche no pasteurizada o agua contaminada. Los parásitos forman ooquistes en la tripa del gato y el gato excreta millones diariamente durante un periodo de hasta 3 semanas después de haberse infectado. (Los ooquistes no se pueden apreciar a simple vista, por lo que probablemente no tendrás ni idea de que tu gato está enfermo). Los ooquistes que expulsa el gato, se vuelven infecciosos alrededor de 24 horas después de haber sido excretados. Bajo las condiciones idóneas, pueden vivir en la tierra, la arena o la caja de arena del gato y seguir siendo infecciosos hasta 18 meses. Durante este tiempo se esparcen, contaminando el agua, la fruta y los vegetales e infectando a las especies de sangre caliente que los comen, incluidos los seres humanos.

Así que, aunque es posible infectarse con ooquistes que tienen toxoplasma a partir del contacto directo con las heces de un gato (por ejemplo, al limpiar la caja de arena de un gato que se ha infectado recientemente), también puedes estar expuesta a ooquistes en otro lugar (por ejemplo, al trabajar en el jardín, al comer vegetales sin lavar o al beber agua contaminada).

¿Cómo podéis evitar infectaros si teneis un gato en casa? Aquí tenéis algunas pautas extraídas de la CDC que os serán de utilidad si tenéis un gato:

  • Haz que otra persona limpie su caja de arena, y que lo haga a diario. Esto reduce el riesgo de infección porque los ooquistes no son infecciosos las primeras 24 horas después de haber sido excretados. Si no tienes otra alternativa que hacerlo tú misma, utiliza guantes desechables y después lávate bien las manos. Algunos expertos incluso sugieren utilizar una máscara, en caso de que alguna partícula sea transportada por el aire al mover la arena.
  • Para evitar que tu gato se infecte mientras estás embarazada, aliméntalo con comida especial para gatos o con restos de comida bien cocidos, nunca con carne cruda o poco hecha.
  • Mantén a tu gato dentro de tu casa, de manera que no cace presas que puedan estar infectadas, como por ejemplo, ratones o pájaros. (De todos modos, recuerda que es posible que el gato atrape un ratón dentro de la casa).
  • Mantén al gato lejos del mostrador de la cocina y de la mesa en donde comes.
  • Si bien es poco probable que el gato tenga parásitos en el pelo, es aconsejable que te laves las manos después de jugar con él, especialmente antes de comer.
  • No traigas un gato nuevo durante tu embarazo ni juegues con gatos de la calle.
  • Y nosotros añadimos: desparasita a tu gato regularmente.

 

En cuanto a las otras formas de contraer la enfermedad, recordemos que aunque los gatos son los únicos animales que transmiten este parásito a partir de sus heces, otras especies infectadas albergan el parásito en sus tejidos de forma permanente, en los llamados «quistes de tejidos». La carne de cerdo, de cordero y de presas de caza son las que albergan este parásito con más frecuencia, pero cualquier tipo de carne puede estar infectada, por lo que siempre debe cocinarse y manipularse adecuadamente. El calor mata a los parásitos, pero si se come carne cruda o poco cocida (o se toca y después se toca la boca, la nariz o los ojos), una persona se puede infectar con estos quistes de tejidos.

 

Así que os dejamos  las pautas para preparar la carne de forma segura también según la CDC:

  • Congela la carne unos días antes de cocinarla. Esto reducirá las posibilidades de una infección, aunque no las eliminará por completo.
  • Cocina bien la carne. Esta es la única forma de asegurarse de eliminar la toxoplasmosis. Utiliza un termómetro de alimentos para verificar la temperatura interna de la carne. La mayoría de las carnes se deben cocinar a una temperatura de 71 ºC o 82ºC en el interior del muslo en el caso de la carne de ave. Si no tomas la temperatura de la carne, cocínala hasta que desaparezca el color rosado del medio. No pruebes la carne que estás cocinando antes de que esté bien cocida.
  • Evita la carne curada en sal o ahumada, como el salami y el jamón, a menos que primero los calientes hasta que humeen. Por ejemplo, no hay riesgo si se cocinan en una pizza. Tampoco comas carnes secas como el charqui (o Jerky), ya que pueden no haber recibido suficiente calor durante el proceso de secado.

Otras medidas de seguridad recomendadas:

  • No bebas leche que no esté pasteurizada o comas alimentos hechos con leche no pasteurizada y evita comer huevos crudos.
  • Lava o pela las frutas y los vegetales antes de consumirlos.
  • Lava con agua caliente y jabón los mostradores de la cocina, las tablas de cortar, los platos, los utensilios de cocina y tus propias manos después de que hayan estado en contacto con carnes, aves o mariscos crudos.
  • No te toques la boca, la nariz ni los ojos mientras estés preparando la comida y lávate siempre las manos antes de comer. Utiliza guantes desechables si tienes heridas en las manos, para que no estén en contacto con posibles fuentes de exposición al parásito.
  • Mantén la comida alejada de las moscas y de las posibles cucarachas.
  • Evita el agua contaminada. Utiliza agua envasada cuando vayas de campamento o viajes a países en vías de desarrollo.
  • Utiliza guantes cuando trabajes en el jardín y no te toques la boca, la nariz ni los ojos con las manos hasta que te las hayas lavado bien, ya que en el jardín pueden haber restos de heces de un gato infectado.
  • Evita los areneros públicos y cubre el arenero de tus hijos cuando no lo estén usando. Probablemente tu hijo no contraiga la toxoplasmosis y, en caso de que sí se enferme, tú no puedes contagiarte de él. No obstante, tú debes evitar el contacto con la arena, ya que puede contener heces de un gato infectado.

Pues hasta aquí la entradita de hoy. Extensa ¿eh? Esperamos os sirva de ayuda pues es uno de los temas de los que más nos preguntáis en los cursos de manipuladores.

¡Animaros a comentar o a dejar vuestras dudas!

Recordad que “Juntos alimentamos la seguridad”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.