¡Holitaaaaaas!!!! Aquí estamos otra semana más. Para seguir con el tema que os planteamos el lunes pasado, referente a la leche, hoy os traemos una entrada dedicada a la intolerancia.
Como os introducimos la pasada semana, la alergia a los lácteos es provocada por las proteínas que estos contienen mientras que la intolerancia se debe a la lactosa. La lactosa es el azúcar predominante de la leche y está presente en la leche de todos los mamíferos. Es un disacárido (hidrato de carbono) formado por glucosa y galactosa, que son los monosacáridos que el intestino delgado puede absorber y conducir al torrente sanguíneo.
Una proporción de la población humana puede sufrir una deficiencia más o menos acusada de producción de la enzima lactasa en el intestino delgado, compuesto encargado de la descomposión de la lactosa en glucosa y galactosa. Esto provoca que la lactosa pase intacta al intestino grueso, donde es fermentada por la flora del colon, pudiendo provocar vómitos, dolor e hinchazón abdominal, flatulencia, diarrea…, síntomas característicos de esta patología. Estos síntomas pueden aparecer entre los 30 minutos y las 2 horas después de haber tomado alimentos que contenga lactosa. Al existir una alteración de las mucosas intestinales también pueden producirse una serie de síntomas inespecíficos: Abatimiento, cansancio, dolores de extremidades, problemas cutáneos, alteraciones de la concentración, nerviosismo, trastornos del sueño..
La incapacidad para digerir lactosa puede aumentar con la edad de los individuos y también por la no inclusión habitual de la leche y derivados lácteos en la dieta. Parece que existe una clara relación causa-efecto con el hábito de tomar leche. Aquellos pueblos que han sido tradicionalmente “ganaderos”, que se han alimentado generación tras generación de la leche de los animales, presentan menos casos de intolerancia a la lactosa que otros pueblos no acostumbrados a su consumo.
Aunque la mayoría de los individuos con baja actividad de lactasa desarrollan síntomas de intolerancia a grandes dosis de lactosa, difíciles de alcanzar con dietas equilibradas y normales, una alta proporción de estos individuos pueden consumir cantidades moderadas de leche sin padecer malestares intestinales, particularmente si la leche es ingerida durante una comida normal.
En la actualidad se hablan de tres tipos de intolerancia a la lactosa:
- Intolerancia primaria genética o hipolactasia adquirida (LNP Lactase-nonpersistence)
GENÉTICA, PROGRESIVA E INCURABLE Se produce una pérdida progresiva de la producción de la lactasa, y por tanto una pérdida gradual de la capacidad de digerir la lactosa. La personas con esta intolerancia van notando como la ingesta de leche les causa cada vez más síntomas. Más del 70% de la población mundial padece de esta intolerancia.Cuando es de carácter primario/genético no existe curación posible porque el individuo no recupera el enzima y los síntomas sólo se alivian con la suspensión de los productos lácteos en la dieta.La intolerancia a la lactosa no es peligrosa y es muy común en los adultos, quienes en su mayoría al llegar a los 20 años de edad muestran algún grado de intolerancia.
2. Intolerancia secundaria: TEMPORAL Y CURABLE La disminución de la producción de la lactosa es secundaria, provocada por un daño intestinal temporal que tiene otra causa: destete, problemas intestinales provocados por infecciones, enfermedades intestinales como enfermedad de Chron, operaciones quirúrgicas de intestino…). Una vez la persona está curada y cuando la mucosa intestinal se ha regenerado, desaparece la intolerancia a la lactosa.3. Intolerancia congénita o hipolactasia congénita (CLD Congenital lactase deficiency)
GENÉTICA, DE NACIMIENTO E INCURABLEEsta es una forma muy rara de intolerancia, provocada por un defecto congénito o genético. Se han detectado muy pocos casos en el mundo, la mayoría de ellos en Finlandia. Es imprescindible prescribir una dieta sin lactosa al lactante para evitar lesiones y complicaciones graves en su desarrollo.
Como os explicamos en la anterior entrada, el problema de los lácteos es que se encuentran en alimentos que a priori no pensamos que los contengan: embutidos, cárnicos, postres…Así que cuidadín con el etiquetado y como siempre, con las contaminaciones cruzadas derivadas de una manipulación no del todo adecuada.
¡Cualquier consulta no dudéis en contactarnos!
Recordad:
“Juntos alimentamos la seguridad”